Dentro de la Comarca de los Pedroches puedes encontrar una inmensidad de paisajes y diversidad de cultura rural pasando por todos los pueblos que lo forman, desde Alcaracejos hasta El Viso, adentrándote por el parque natural de Cardeña, las calles de Pozoblanco, el castillo de Belalcázar y todos los lugares emblemáticos de cada pueblo.

Los Pedroches Zona turística

Municipio que se sitúa en un paisaje dominado por el encinar, cuyas ricas dehesas se utilizan para la cría de ganado vacuno, ovino y de cerda. El pueblo, de dimensiones reducidas, ofrece una singularidad arquitectónica en sus casas -algunas muy antiguas-, que consiste en la construcción de fachadas con sillares graníticos remarcados por blancas tiras. Destacan la Ermita de la Virgen de la Peña y la Ermita de San Pedro

Está situado en el límite con la provincia de Badajoz. Su paisaje lo conforman tierras de cereal y dehesas de encinares. A su término acuden cada año numerosas cigüeñas a criar y a pasar el invierno. La población se extiende sobre un terreno llano en el que sobresale el impresionante Castillo, que se levanta sobre una pequeña elevación y del que sobresale la Torre del Homenaje.

Antigua venta-posada del camino de Córdoba a Toledo. Su término municipal está mayoritariamente ocupada por montes y una pequeña parte de olivares y constituye el núcleo principal del Parque Natural de la Sierra de Cardeña y Montoro,y en ella nos podemos encontrar una vegetación de encinas, acebuches, pino piñonero y una población de roble melojo, rara en Andalucía. A esto hay que sumar su riqueza paisajística, cinegética y ganadera. Lugar ideal, en suma, para practicar el turismo de la naturaleza.

Pequeño municipio situado en un paisaje en el que predominan el monte y las dehesas de encinares empleadas para la ganadería bovina, porcina y ovina. Uno de sus atractivos es la Parroquia de Santa Ana.

Se encuentra situado en terrenos llanos o suavemente ondulados en los que predominan las dehesas de encinas, perfectamente adaptadas para la ganadería. Destaca el puente sobre el Arroyo Milano, la Ermita de la Virgen de Loreto, los soportales de la plaza o la Parroquia de la Asunción.

Pequeña localidad en el que predomina un paisaje formado por tierras de cereal y dehesas de encinares dedicadas a la ganadería bovina. en medio de ellas se asienta el casco urbano, en el que destaca la Iglesia de Santa Catalina.

Pequeño municipio limítrofe con la de Ciudad Real, siendo las dehesas de encinas dedicadas a la ganadería el elemento casi total de su paisaje. Entre estas verdes tierras se ubica un pequeño núcleo urbano desparramado en medio de la llanura y que conserva las características arquitectónicas de su comarca.

Se ubica en el límite con la provincia de Badajoz. Se trata de un conjunto urbano de calles sinuosas y estrechas donde se pueden encontrar tanto casas de señorío como viviendas de tipo popular, concentrado en torno a la plaza, en la que se encuentra la Iglesia de San Juan Bautista, considerada la Catedral de la Sierra por sus dimensiones y por su interés arquitectónico.

Situado en plena Sierra Morena cordobesa, el pueblo está asentado en una pequeña loma, de calles armoniosas, estrechas y empinadas y ofrece una bonita estampa en la que destaca la torre de la Iglesia del Salvador; pero sobre todo lo que sobresale en la mayor parte de las edificaciones es el uso del granito como elemento de construcción, contrastando con la cal; algo común al resto de los municipios de la comarca.

Este municipio ocupa el centro de la comarca, de la que se considera la capital. La ciudad, como centro comercial y administrativo de la comarca, es el resultado de la mezcla de tradición y modernidad. Por una parte nos encontramos calles recoletas de viviendas tradicionales donde se une el granito y la cal, como elementos definitorios de la arquitectura de la zona, y por otro existen nuevas construcciones de edificios modernos y calles amplias. A destacar la parroquia de Santa Catalina y la de San Sebastián.

Santa Eufemia podemos encontrar un paisaje propio de la Sierra, de pequeñas elevaciones, dehesas de encinas y zonas de cultivos de cereal. La población se ubica al pie del Cerro Pescuezo, donde existen restos del antiguo Castillo de Miramontes. Conserva restos de sus antiguas murallas y un aspecto misterioso y mágico, al que contribuye la tranquilidad, el sosiego, el carácter de sus gentes y sobre todo la original Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, construida en ladrillo y de estilo gótico-mudéjar.

Su fisonomía responde a las características de toda la comarca, destacando la combinación del granito y la cal en la construcción. De sus edificios destaca la Iglesia de S. Sebastián, de estilo gótico-mudéjar y la Antigua Posada del Moro, convertida en museo de arte y enseres tradicionales.

Sus tierras están prácticamente ocupadas por dehesas de encinas que forman un ecosistema de gran interés ecológico y económico, pues la explotación ganadera requiere de un especial cuidado de su riqueza natural. El resultado es un entorno de gran belleza donde alternan el ganado vacuno, de cerda y ovino con el verde de los pastos y las encinas. Destacan sobre todo ello la Iglesia de S. Miguel y el edificio de la antigua Audiencia.

La población, al igual que todas las de la comarca, ofrece como característica la utilización del granito como material de construcción en dinteles y ventanas, en contraste con el blanco de la cal de las paredes. Destaca la Iglesia de S. Mateo, como edificio más interesante.

El pueblo, pequeño y recoleto, tiene una estructura urbana en forma radial, en torno a la iglesia, con calles estrechas de viviendas familiares donde se combina el granito y la cal. Entre sus atractivos se encuentran el Museo del Pastor y la Iglesia de San Pedro.

Sus terrenos están constituidos por tierras de cultivo de cereal, dehesas alomadas de encinares, idóneas para la ganadería, y zonas de monte bajo en los cerros. El pueblo, de estructura radial en torno a la Iglesia, es un conjunto tranquilo y sosegado, de viviendas tradicionales, como el uso del granito en la construcción. Destaca el Castillo de Madróñiz, antigua fortaleza árabe, y la torre de la Iglesia de la Encarnación.